Necesitaba cantidades bíblicas de madera de gofer para
treinta codos de longitud (133 metros), cincuenta de ancho (23 metros) y
treinta de altura (14 metros), brea para calafatear la nave por dentro y por
fuera, planos que delimitaban una ventana, una puerta y piso bajo, segundo y
tercero, aposentos y una guía Divina para poner en marcha aquella obra
descomunal; Noé comprendió que de todo lo que precisaba sólo disponía de una
esposa, tres hijos y las tres esposas de sus hijos y cuando el cielo comenzó a
cubrirse de colores grises y negros que avecinaban agua, mucha agua, se giró
para comprobar que a sus espaldas diecisiete mil seiscientos animales de todas
las especies lo miraban sin pestañear. Y no parecían muy contentos.
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