miércoles, 12 de junio de 2013

                  EL HOMBRE BALA

         La noche anterior a la función, ya se había ocupado de cargar el cañón con kilos y kilos de pólvora. El hombre bala salió disparado a mil por hora atravesando la carpa del circo para así perderse entre las nubes y el cielo. Creyéndose liberado, miró hacia abajo y allí estaban, siguiéndole por carretera, aquellos de los que huía. A saber: su mujer-la equilibrista escapista-, gritándole que no llegaban a fin de mes. Sus dos hijos; enganchados a una tablet. Su suegra –la Mujer Barbuda-, escupiendo que ella era mucho más hombre que él. El Hombre Elefante bramando que no se preocupase, que él cuidaría de la equilibrista-escapista. El director-presentador del circo, agitando las  cientos de letras que quedaban por pagar de la casa-caravana color mierda, por mucho que su mujer dijese que no, que eso era color oro. También iban a la carrera el tragasables, lanzándole cuchillos que se perdían en la nada y reclamándole deudas de juego, la maestra de los niños recriminando que no hacía nada por evitar las fugas de éstos del colegio, y que no le valía la excusa de que habían salido a su madre, y el payaso llorón –cuya presencia allí no se explicaba de ninguna manera- con su eterna cantinela de sollozos y lágrimas a borbotones. Cerrando la comitiva pudo ver dos elefantes, tres tristes tigres, un viejo león sin melena, las serpientes, los perros caniches y hasta a  las pulgas saltarinas. Cuando la fuerza del impulso empezó a decaer y a sus seguidores se les dibujaba una sonrisa en la cara apareció el Mago Eugen –su único amigo-, que por arte de birlibirloque, lo introdujo en su chistera, situando en su lugar al hombre pájaro de Red Bull, que con un giro de su traje alado se perdió para siempre entre las paredes verticales del Gran Cañón, para desesperación de la equilibrista escapista, los dos niños, la Mujer Barbuda, el Hombre Elefante, el director-presentador, el tragasables, la maestra, el payaso llorón, los dos elefantes, los tres tristes tigres, el viejo león sin melena, las serpientes, los perros caniches y hasta de las pulgas saltarinas.